sábado, 13 de diciembre de 2014

SÍNODO DE LAS FAMILIAS DE 2015, ¿LA REVANCHA DE LOS PROGRESISTAS?



¿Cuáles son los alcances de un sínodo de obispos? Dice el canon 342 del Códex de 1983:

“El sínodo de los Obispos es una asamblea de Obispos escogidos de las distintas regiones del mundo, que se reúnen en ocasiones determinadas para fomentar la unión estrecha entre el Romano Pontífice y los Obispos, y ayudar al Papa con sus consejos para la integridad y mejora de la fe y costumbres y la conservación y fortalecimiento de la disciplina eclesiástica, y estudiar las cuestiones que se refieren a la acción de la Iglesia en el mundo.”

Y en consecuencia, el canon 343 precisa:

“Corresponde al sínodo de los Obispos debatir las cuestiones que han de ser tratadas, y manifestar su parecer, pero no dirimir esas cuestiones ni dar decretos acerca de ellas, a no ser que en casos determinados le haya sido otorgada potestad deliberativa por el Romano Pontífice, a quien compete en este caso ratificar las decisiones del sínodo.”

Por lo que debe quedar claro, que si un padre sinodal propone que la Tierra sea plana, esa no es la última palabra. Sin embargo, el problema con el Sínodo de la familia previsto para 2015, es que no pareciera clara cuál sería esa última palabra. ¿Por qué? ¿Por qué se desconfía en el mismísimo romano pontífice? Antes del Sínodo extraordinario del pasado mes de octubre, cualquier católico de cualquier parte del mundo, podía tener la confianza de que la doctrina no se toca. Pero hubo 2 sucesos que a más de alguno le provocó perplejidad. Primero, el 21 de febrero, luego de que el cardenal Kasper expusiera su galimatías en favor de dar la comunión a los divorciados vueltos a casar, Francisco obsequió las siguientes palabras:

 “Quisiera agradecerle porque encontré profunda teología y también un pensamiento sereno en la teología. Es agradable leer teología serena. Y encontré lo que San Ignacio nos decía, ese <<sensus ecclesiae>>, el amor a la Madre Iglesia, allí. Me hizo bien y se me ocurrió una idea, pero, disculpe eminencia si lo avergüenzo, pero la idea es: esto se llama hacer <<teología de rodillas>>. Gracias, Gracias».[1]




Por lo que el sensus de quienes son leales a la doctrina, presumió –con fundamento- cuál sería la postura del Papa. El segundo suceso, se dio en el mismísimo sínodo, cuando se publicó de manera oficial, la “relatio post disceptationem“ del relator general, el Cardenal Péter Erdő, del 13 de octubre. Un documento que causó una importante oposición de prelados como los cardenales Burke, Müller, Cafarra,  y Gadecki, entre otros. Este último, afirmó de manera tajante: “La «Relatio» del Sínodo se aparta del Magisterio de Juan Pablo II”[2].

La calma podría haberse recobrado con la publicación de la Relatio Synodi final. Pero, la perplejidad ha vuelto, y ahora con el nuevo cuestionario preparatorio del sínodo del próximo año. Para sorpresa de todos, se han incluido los temas que habían sido rechazados por los padres sinodales. Todo parece indicar que se trata de un segundo intento por aprobar  los tópicos que no superaron la primera criba: comunión a divorciados vueltos a casar, el problema pastoral con las personas  homosexuales, y el trato a las parejas de hecho. [3]

El documento final del sínodo extraordinario, fue tomado como una derrota del Papa Bergoglio, quien, además, pareció dirigir un reproche a los defensores de la recta doctrina. En la misa de clausura de dicha asamblea y que, también sirvió para elevar a los altares a Paulo VI, Francisco dijo:

“Acabamos de escuchar una de las frases más famosas de todo el Evangelio: «Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios» (Mt 22,21).
Jesús responde con esta frase irónica y genial a la provocación de los fariseos que, por decirlo de alguna manera, querían hacerle el examen de religión y ponerlo a prueba. Es una respuesta inmediata que el Señor da a todos aquellos que tienen problemas de conciencia, sobre todo cuando están en juego su conveniencia, sus riquezas, su prestigio, su poder y su fama. Y esto ha sucedido siempre.
Evidentemente, Jesús pone el acento en la segunda parte de la frase: «Y [dar] a Dios lo que es de Dios». Lo cual quiere decir reconocer y creer firmemente –frente a cualquier tipo de poder– que sólo Dios es el Señor del hombre, y no hay ningún otro. Ésta es la novedad perenne que hemos de redescubrir cada día, superando el temor que a menudo nos atenaza ante las sorpresas de Dios.
¡Él no tiene miedo de las novedades! Por eso, continuamente nos sorprende, mostrándonos y llevándonos por caminos imprevistos. Nos renueva, es decir, nos hace siempre <<nuevos>>. Un cristiano que vive el Evangelio es <<la novedad de Dios>> en la Iglesia y en el mundo. Y a Dios le gusta mucho esta <<novedad>>.”[4]


Hic et nunc: V. Oremus pro Pontifice nostro Franciuscus
R. Dominus conservet eum, et vivificet eum, et beatum faciat eum in terra, et non tradat eum in animam inimicorum eius. [Ps 40:3]






[1] http://vaticaninsider.lastampa.it/es/vaticano/dettagliospain/articolo/concistoro-consistory-consistorio-32236/
[2] http://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=22194
[3] http://www.lanuovabq.it/it/articoli-un-pontificato-per-far-emergere-lapostasia-silenziosa-11136.htm
[4] SANTA MISA CON OCASIÓN DE LA CONCLUSIÓN DEL SÍNODO EXTRAORDINARIO SOBRE LA FAMILIA Y BEATIFICACIÓN DEL SIERVO DE DIOS PABLO VI HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO, Plaza de San Pedro, Domingo 19 de octubre de 2014

1 comentario:

  1. Me pregunto si no llegó ya el momento en que debemos dejar de rezar por las intenciones del Sumo Pontífice y conformarnos con pedir que en lugar de enseñar su ideología modernista nos enseñe la verdadera fe y moral cristiana

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